La fibromialgia, al igual que la epilepsia y el alzhéimer, es una de las enfermedades que podría tratarse próximamente con cannabis.
Este padecimiento se caracteriza por dolores musculares crónicos incapacitantes, que se acompañan de fatiga, cansancio, neblina mental, ansiedad y depresión, entre otros.
La pandemia por COVID-19 ha ocasionado que una gran cantidad de diagnósticos se retrasen, ya que las personas sienten miedo de buscar ayuda médica. Asimismo, los pacientes que cuentan con un diagnóstico no han podido recibir una atención ideal.
Estudios recientes han propuesto productos medicinales cannábicos para un tratamiento potencial contra la sintomatología de la fibromialgia.
El estudio Adding medical cannabis to standard analgesic treatment for fibromyalgia llega a la conclusión de que una terapia con cannabis equivaldría a una ventaja clínica en los pacientes con esta enfermedad, especialmente en aquellos con trastornos del sueño, de acuerdo con el sitio mdzol.
Beneficios de los cannabinoides en la fibromialgia
El alivio del dolor crónico y la disminución de los trastornos del sueño son los principales beneficios que encontramos en el uso del cannabis.
La fibromialgia compleja puede tratarse al mejorar la calidad del sueño, algo para lo que el cannabis es altamente eficaz.
El dolor provocado por la fibromialgia afecta más a mujeres que a hombres. El padecimiento se focaliza, principalmente, en la región dorsal/lumbar.
La práctica clínica indica que, efectivamente, hay mejoras en los síntomas de la fibromialgia gracias al uso de cannabinoides, aunque faltan estudios y avances que indiquen qué dosis son las adecuadas.
Dosis para un tratamiento eficaz
De acuerdo con la Fundación Canná, iniciativa española sin fines de lucro que estudia e investiga la planta del cannabis y sus principios activos, el CBD brinda un efecto antioxidante, ansiolítico, antidepresivo y antinflamatorio que es óptimo para combatir esta enfermedad, «en la que encontramos múltiples focos inflamatorios en el sistema músculo- esquelético».
El efecto antinflamatorio puede potenciarse con el uso de THC, como un reforzamiento al CBD, aunque se recomienda evitar dosis que disparen un efecto psicoactivo, ya que sería contraproducente para el paciente.
Se recomienda siempre utilizar una dosis mayor de CBD que de THC, incluso limitar el consumo exclusivamente a CBD antes de pensar en combinarlo con el segundo compuesto.
La dosificación, en cada uno de los casos, deberá estar sujeta al peso del paciente. Es necesario especificar si un paciente toma otros medicamentos prescritos para evitar interacciones negativas.
La fundación también indica que la mayoría de los pacientes notarán desde las primeras tomas si la dosis es la correcta por la forma en la que su sintomatología reacciona al cannabis. Las dosis podrán irse adaptando de acuerdo a las necesidades especiales de cada persona.
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