“Esta industria es un nicho del que podemos sostenernos. Mucha gente me decía: ¿qué estás haciendo con tu vida? Estás desperdiciando tu futuro”, dice Jesús Aponte, un ingeniero químico de 29 años, nacido en Puerto Rico.
Aponte, al igual que miles de jóvenes profesionistas en la isla, estaba planeando migrar a Estados Unidos para conseguir un trabajo decente y bien pagado, algo que se ha hecho tendencia durante décadas y que ha dejado a la isla inmersa en una crisis financiera derivada de un éxodo masivo de talento.
Pero algo lo hizo detenerse. Continúa en Puerto Rico trabajando cerca de su familia y generando dinero para la isla gracias a la industria cannábica. Aponte, joven y atento, aprovecha sus estudios en biología y química supervisando cerca de 2 mil plantas de marihuana en Natural Ventures.
Aponte está satisfecho y muestra orgulloso las plantas a su cuidado. Y es que trabaja en una empresa totalmente puertorriqueña, líder en la creación de productos farmacéuticos derivados de la cannabis, y que controla, desde hace dos años, más de 9 mil metros cuadrados de plantíos y tienen una importante presencia en Canadá y su vecino del sur.
Y es que Puerto Rico está pisando el acelerador para generar una industria cannábica profesional que compita con las naciones top del planeta. En dos años de legalización los esfuerzos tanto sociales como políticos por impulsar el desarrollo de la planta han generado grandes ganancias para el gobierno, han dado empleos a miles de puertorriqueños y han debilitado al narcotráfico en la isla.
“Han pasado muchos, muchos años, desde que Puerto Rico no tenía una nueva industria”, señala Goodwin Aldarondo, presidente de la organización Puerto Rico Legal Marihuana, dirigida a la educación seria, responsable y profesional sobre los aspectos legales de la cannabis medicinal en la isla.
Lo dice porque recientemente el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, firmó una medida que establece un marco legal para la investigación profunda de la cannabis, lo que abre una enorme oportunidad para que se generen empleos y la crisis económica se aminore. Y es que casi la mitad de los habitantes de la isla vive en condiciones de pobreza, por lo que la cannabis legal puede ser el gran negocio que estaban esperando.
El optimismo es claro
Según la tesorera de Puerto Rico, las ganancias de la industria cannábica en la isla podrían rebasar los 100 millones de dólares anuales, además de incrementar los empleos en casi un 12%, algo realmente sorprendente en una isla sumida en graves problemas económicos.
Hasta el momento, este territorio de Estado Unidos tiene una deuda pública de más de 70 mil millones de dólares y su población está disminuyendo, ya que la gente huye hacia el continente buscando mejores condiciones de vida. La marihuana podría detener esta huída masiva y lograr que los puertorriqueños disfruten de un salario digno y condiciones favorables para vivir tranquilos en la isla en donde nacieron.
“Que alguien nombre una industria capaz de generar miles de millones de dólares en capital y ponga un freno a la crisis masiva de Puerto Rico. No hay ninguna”, admite David Quiñones, director operativo de Natural Ventures.
¿Y los pacientes?
Las voces que realmente dependen de la cannabis medicinal tienen algo qué decir. En una isla caribeña con problemas económicos, depender de la marihuana como fármaco para calmar sus dolencias es algo realmente caro.
Narelis Cortés necesita consumir marihuana a diario para calmar muchos de sus síntomas. Tiene artritis reumatoide e inicios de Parkinson, por lo que su consumo mensual de cannabis la hace gastar hasta 350 dólares mensuales. Algo que sin duda está afectando a su economía.
Derivado de su mejoría al probar marihuana, Narelis ha dejado de consumir cerca de veinte medicamentos. Y es que en Puerto Rico solamente se requiere de un permiso médico anual que cuesta 25 dólares para que los pacientes accedan a los fármacos derivados de la cannabis.
Al igual que Narelis, unas 9 mil personas dependen de este beneficio. “Soy funcional ahora”, dice.
En estos momentos, muchos están persiguiendo una mayor oportunidad y ganancia pensando en la aprobación del consumo recreativo. La economía de Puerto Rico recibiría una mejoría económica, eso es claro; además de que el gobernador Rosselló, neurocientífico e investigador, ve con buenos ojos esta idea.
Por ejemplo, en Colorado, los impuestos recaudados por la venta de cannabis recreativa generaron 200 millones de dólares el año pasado, algo que Puerto Rico quiere emular en un territorio mucho más amplio como el suyo.
Por lo que Puerto Rico tiene ventajas más allá del terreno y la apertura estatal. Además de esto, la isla caribeña de Estados Unidos cuenta con ventajas como tasas de impuestos mucho más bajas que la media en la unión americana, y estas no están sujetas a una ley federal que prohíba a los inversionistas deducir los gastos de operación, por lo que motiva a que el dinero llegue de manera más sencilla.
Así se vende la cannabis a los puertorriqueños
Con precios que oscilan entre los 10 y 20 dólares por gramo de cannabis cultivada en la isla, los puertorriqueños pagan un poco más del costo promedio en Estados Unidos. Seguir invirtiendo en investigación y generando empleos a los locales, podría aminorar los precios y hacer que muchos pacientes accedan a los tratamientos sin derrochar una fortuna mensual.
Los inversores en Puerto Rico han gastado más de 3 millones de dólares para obtener licencias del departamento de Salud que les permitan cultivar, fabricar y vender cannabis medicinal. Hasta el momento, la isla cuenta con 27 dispensarios, 11 plantas de cultivo, 5 centros de fabricación y dos laboratorios encargados de analizar toda la cannabis medicinal antes de su venta.
Todo esto está haciendo de Puerto Rico una zona clave para observar el crecimiento de la cannabis y también atrae a inversores que generan empleos y buscan poner fin a la pobreza extrema en la isla. Algo que sin duda será noticia en un futuro cercano.
Deja un comentario