Gran parte de las propiedades curativas del cannabis se deben al cannabidiol, mejor conocido como CBD. Se trata de un cannabinoide que se usa para el tratamiento de enfermedades como la epilepsia. Por este motivo, te presentamos qué es el cannabidiol y algunas de sus propiedades curativas.
Si te preguntas qué es el cannabidiol, te contamos que esta sustancia está presente tanto en la marihuana como en el cáñamo porque es una característica común en las plantas pertenecientes a la familia de la cannabis sativa L. A diferencia de las cepas provenientes de la cannabis índica, el CBD no tiene efecto psicoactivo, lo que lo hace más seguro para su consumo para fines medicinales.
Esta aparente inocuidad es la que ha llamado la atención de miles de pacientes de todas las edades y de diversas regiones del mundo, lo que ha llevado a que los médicos valoren el uso en cada caso.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el CBD no produce efectos que propicien un potencial abuso o dependencia y, hasta la fecha, no hay evidencia de problemas de salud asociados con el consumo a largo plazo de CBD.
Respecto a las formas en las que este cannabinoide debe ser suministrado a los pacientes, puede realizarse mediante aceite, extracto, cápsulas y líquido para vaporizadores. Sin embargo, el CBD también puede incluirse en alimentos, bebidas y hasta en productos de belleza.
Debido a lo anterior es que la industria del cannabis ha cimentado parte de su crecimiento en las ventas de productos con CBD, sustancia que se posiciona entre los derivados del cannabis preferidos para uso terapéutico.
En lo que se refiere propiamente al uso médico del CBD, es necesario precisar que el único medicamento aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos en Estados Unidos (FDA) que utiliza este cannabinoide es un aceite denominado Epidiolex.
La efectividad del CBD ha sido investigada en el tratamiento de algunos de los síndromes de epilepsia infantil severa, como el síndrome de Dravet y el síndrome de Lennox-Gastaut (LGS), que generalmente no responden a medicamentos anticonvulsivos.
Asimismo, vale precisar que el CBD también se encuentra siendo valorado como tratamiento para una amplia gama de afecciones, como la enfermedad de Parkinson, la esquizofrenia, la diabetes, la esclerosis múltiple y la ansiedad.
Asimismo, se han dado casos en los que el CBD también es utilizado para tratar diferentes tipos de dolores crónicos. Un estudio del European Journal of Pain mostró que, utilizando un modelo animal, el CBD aplicado en la piel puede ayudar a reducir el dolor y la inflamación ocasionados por la artritis.
Respecto a los riesgos, es preciso indicar que el CBD tiene un alto espectro de tolerancia, pero entre sus efectos secundarios menores pueden presentarse los siguientes síntomas:
Una de las preocupaciones entre los consumidores es la pureza del CBD, pues regularmente este cannabinoide se comercializa como suplemento alimenticio, no como un medicamento. Por este motivo, es muy común que las autoridades sanitarias no realicen pruebas de calidad ni exista una sólida regulación.
La incertidumbre se incrementa, pues, si la seguridad de los derivados no está garantizada, disminuye el beneficio en la salud. El problema surge cuando los ingredientes que se utilizan en la elaboración de los derivados del CBD tampoco son regulados.
Dicho proceso lleva a la preocupación por la falta de pureza y por la dosificación incorrecta a los pacientes. Como bola de nieve, dichos problemas se agrandan cuando los productos con CBD contienen menos porcentaje de cannabinoide del que se mostraba en su etiqueta.
Ahora bien, en lo que se refiere a la legalidad del CBD, es preciso indicar que, en países como Estados Unidos, este cannabinoide es legal; caso contrario a naciones como México, donde los productos con CBD todavía no están regulados por la ley, pero sí pueden conseguirse al obtener un permiso de exportación.
Dicha falta de regulación es un obstáculo para la investigación médica, debido a que algunas legislaciones consideran a las investigaciones sobre cannabis como un delito. De modo que, sin evidencia suficiente de alta calidad en estudios en humanos, no es posible determinar las dosis efectivas como tratamiento.
Con información de Health Harvard, Mayo Clinic y NCBI
Foto: Wisconsin Hemp Scientific / Unsplash
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