En un mundo como este, los negocios sobreviven si desarrollan la inteligencia suficiente para destacar sobre su competencia. Cuando el negocio al lado tuyo vende recuerditos tradicionales para turistas, una buena idea puede hacerte ganar mucho. Sobre todo si esa idea permite vender marihuana recreativa.
Esto le pasó a Will Ingram, un vendedor de Alaska que se cansó de rentar tablas para esquiar y decidió invertir en algo realmente interesante para los cientos de turistas que a diario visitan Anchorage, uno de los condados más visitados. Los negocios vecinos ofrecían artesanías tallados a mano, así que decidió pasar por encima de todo eso poniendo su propia tienda de marihuana.
Alaska Fireweed es una de las tiendas favoritas por los turistas al llegar a Alaska. Este territorio estadounidense permite el consumo de cannabis recreativa, así que Ingram está disfrutando de buenas ganancias. Por 22 dólares, cualquier persona mayor de edad puede comprar un gramo de marihuana en esta tienda.
Así que no es difícil llegar a Anchorage y percibir el aroma de la cannabis por las calles. Y es que en la ciudad hay más de 10 tiendas dedicadas a la venta legal de hierba, y en toda Alaska se puede comprar en más de cuarenta sitios. Colocando a esta zona helada de norteamérica en una de las favoritas para los turistas verdes.
“Dejamos de vender skateboards y empezamos a vender marihuana… y tenemos básicamente los mismos clientes”, dice su dueño, orgulloso. La entrada luminosa de su tienda muestra inmediatamente bongs enormes, cigarros perfectamente enrollados y distintas plantas para comprar de inmediato.
«Realmente sentí que estaba haciendo algo mal al venir aquí», dice Diane Goza, una turista recién llegada a la ciudad. Ella y su esposo vienen desde Texas, uno de los estados más conservadores y duros con el tema de la marihuana legal. “Esto jamás pasaría en Texas”, dice el hombre, asegurando que a pesar de las restricciones fuma cada noche para dormir tranquilo y aminorar sus dolores.
Y es que Alaska se está convirtiendo en una zona clave para el turismo verde que disfruta de vacacionar sin preocupaciones y fumar un poco para relajarse. En promedio, este territorio recibe a más de 2 millones de personas por año, y todas ellas traen dinero suficiente para disfrutar su viaje. Por ello, los pequeños empresarios de la marihuana en la ciudad están buscando satisfacer todas sus necesidades.
Muchas de las personas que visitan ciudades como Anchorage provienen de Estados Unidos, es decir, los estados al sur de Canadá. Muchos de ellos están enterados de la situación de la cannabis en Alaska así que al llegar se dirigen a alguna tienda especializada. Pero Alaska también recibe turistas europeos y asiáticos, quienes encuentran bastante atrayente la venta de marihuana aprobada por el estado.
Bill Goza, el texano turista en la zona, asegura que estas tiendas de cannabis son bastante discretas. “He oído hablar de las tiendas de marihuana en la zona, así que dije: vamos a ver de qué se trata todo esto».
Este tipo de turistas dejan en Alaska unos 2 mil millones de dólares, una cifra por la que todos quieren participar. Y es que Anchorage posee un clima subártico, es decir, casi siempre nieva y los veranos duran muy poco, esto la hace la ciudad ideal para permanecer en Alaska antes de visitar las zonas rurales o más retiradas.
Por ahí pasan a diario miles de turistas recién llegados. Por esto es que los vendedores de las distintas tiendas de marihuana en la zona se han unido para alentar a los taxistas, vecinos y las empresas turísticas a que inviten a los turistas a visitar sus locales. Todo esto gracias a que no pueden mostrarse en la publicidad tradicional.
«Quería que la gente viniera aquí y tuviera ese efecto que los hiciera decir wow«, dice Smadar Warden, dueño de Cannabaska, otra de las tiendas de Anchorage que está satisfaciendo las necesidades verdes de los turistas recién llegados.
“Antes, la industria de la marihuana en este lugar estaba muy escondida. Ahora puedes atraer a las personas a tu tienda y realmente cambiar su forma de pensar”, dice.
Warden asegura que los turistas se muestran interesados y empiezan por preguntar costos, luego buscan información sobre cuánto pueden portar y en dónde pueden fumarla. Este es justo el efecto que quieren generar en conjunto por toda Alaska, el generar interés antes que pánico o prejuicio. “La demanda es muy alta”, asegura, mencionando la próxima apertura de una sucursal y la reciente contratación de personal experto para informar a los turistas.
Y es que Alaska no permite el consumo de cannabis en la vía pública, además de que vigila constantemente que no existan sitios comunes en donde la gente se reúna a fumarla. Debido también a la postura federal en contra de la planta, los turistas tampoco pueden portar cannabis en transportes oficiales como cruceros, que son bastante comunes en la ciudad para transportarse.
A pesar de estas medidas, los ciudadanos de Anchorage apoyan mayormente la legalización de la planta, por lo que decidieron mediante votación que solamente se le cobre un 5% de impuestos a la venta general de marihuana en la ciudad, lo que contrasta con impuestos mucho más elevados de estados como Nevada o Florida.
Todo esto hace de Alaska un destino ideal para los turistas que buscan divertirse y relajarse, y claro… fumar marihuana de calidad en tiendas especializadas.
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