La relación entre el alcohol y la cannabis se está volviendo más y más estrecha, sobre todo a medida que la industria crece, y más estados en nuestro país vecino del norte se arrojan por la despenalización de su uso recreativo; y aunque en enero de este año el Departamento de Bebidas Alcohólicas de California publicó nuevas reglas para la industria, en lo que respecta a la mezcla de bebidas alcohólicas y marihuana, en las que declaró que las bebidas intoxicantes no se podrían mezclar con cannabis, parece que la salida al mercado de este tipo de productos es inevitable.
Los estudios más recientes, no obstante, que se centran en la relación que guarda una sustancia con la otra, han tenido resultados reveladores: aquellos adultos que consumen cannabis y a la vez tienen el hábito de beber en exceso, tienen mucho menos probabilidades de padecer una enfermedad hepática, que aquellos que no la consumen.
Miembros del Instituto Nacional de Investigación Científica de la Universidad de Quebec estudiaron 320,000 pacientes que tienen o tuvieron el hábito de beber en exceso: “lo que encontramos”, dice el hepatólogo Terence Bukong, jefe del proyecto, “es que los consumidores fuertes de cannabis están mucho más protegidos respecto a desarrollar una enfermedad en el hígado”.
Los bebedores crónicos tienen aproximadamente 90 por ciento de probabilidades de enfermarse del hígado, mientras que los bebedores que consumen cannabis de manera regular, tienen un 8% de probabilidad; la relación es mayor si el bebedor crónico también es fumador crónico: tiene apenas un 1.36% de probabilidades; en otras palabras, lo que el estudio demuestra es que el consumo de cannabis ofrece una defensa importante para el hígado.
Aunque el estudio es importante y tiene una muestra estadística amplia, no es suficiente para sacar conclusiones; sin embargo, el estudio coincide con otro realizado en octubre de 2017, que revisó a más de 8000 pacientes; sus resultados fueron claros: aquellos que consumían marihuana tenían una prevalencia de grasa hepática menor, respecto de los que no consumían. Incluso encontró que los fumadores de marihuana tienen una dieta peor que los demás: consumían más calorías y azúcares, sin embargo, eran menos propensos a ser obesos.
Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford sostienen que esto puede ser gracias a la relación que tiene la cannabis con la resistencia a la insulina; se sabe que las enfermedades del hígado están frecuentemente asociadas con una alta resistencia a la insulina (Hepatitis B, por ejemplo) lo que causa que el hígado se rodee de grasa y dificulte el proceso metabólico de la glucosa.
La cannabis, no obstante, disminuye esa resistencia, lo que protege al hígado y a la sangre en un primer nivel; pero hay otros: por ejemplo, las propiedades anti inflamatorias de la planta. El doctor Bukong lo explica de esta manera:
“Como sabemos tenemos un sistema endocanabinoide; los dos receptores más conocidos de ese sistema son el CB-1 y el CB-2. Ambos se encuentran en todo el cuerpo, incluyendo el hígado, en donde tienen un papel crucial en el desarrollo o prevención de enfermedades. Hasta donde hemos podido observar, el CB-1 puede facilitar que el hígado se enferme, mientras que el CB-2 lo previene. La clave está en establecer un equilibrio entre esos dos receptores, mismo que consigue a través un equilibrio en la ingesta y dosis de cannabis: entre sus dos sustancias principales, el THC y CBD, cómo se consigue ese balance, no estoy muy seguro todavía”.
Pero explica lo siguiente: en el momento en que el alcohol entra en nuestra sangre, desencadena una respuesta inmune: la liberación de una proteína llamada interleucina. Esta proteína causa un proceso inflamatorio en el hígado, que está directamente relacionado con la acción de los glóbulos blancos en el procesamiento de toxinas.
“Beber en exceso causa que la barrera intestinal sea más permeable, y las toxinas se filtren por todo el cuerpo, específicamente a través de la vena hepática, hasta el hígado. Una vez que el hígado reconoce esas toxinas, produce interleucinas y se inflama”, subraya Bukong.
Cuanto más a menudo esto suceda, mayor inflamación habrá, lo que puede causar un tipo de cicatrización en el hígado llamada fibrosis: el endurecimiento de las zonas blandas del hígado. Si hay demasiada fibrosis el hígado se volverá cirrótico, lo que puede causar una falla hepática potencialmente mortal. Por otro lado, la cirrosis y la hepatitis tipo B, están relacionadas directamente con el cáncer de hígado «así que realmente no quieres que tu hígado esté inflamado», dice el especialista.
Un estudio publicado en diciembre por la Universidad de Colorado, encontró que los bebedores que consumen cannabis tienen una circulación menor de interleucinas, y por lo tanto el proceso inflamatorio del hígado es menor. “Lo que puede sugerir que el consumo de cannabis puede reducir el daño por el consumo excesivo de alcohol”.
Aunque es una vena de investigación reciente, y hay muchas preguntas todavía sin responder, los resultados ya obtenidos han sido satisfactorios y suficientes para establecer un puente claro entre los efectos de las dos sustancias en el cuerpo humano.
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