Los granjeros y cultivadores italianos viven una gran crisis, provocada por la baja de los precios del trigo, la creciente erosión de la tierra, y la importación del grano por parte de las grandes compañías; pero algunos de ellos han volteado su mirada hacia la cannabis, cuyo cultivo los ha salvado de la quiebra.
El cultivo del cáñamo es legal en Italia desde el 2016, y desde entonces los terrenos destinados para ello no han hecho sino crecer: en 2013 había en todo el país cultivadas con cáñamo alrededor de 400 hectáreas. Al día de hoy son alrededor de 4000.
La ley permite que se cultive cáñamo o cannabis con un porcentaje de THC menor al 0.2%; la intención del gobierno era incentivar el uso industrial de la planta y la producción de productos derivados, como tela, ladrillos y algunos comestibles como pasta y panecillos.
Roberto Moncalvo, presidente de Coldiretti, la asociación de granjeros y campesinos más grande de Italia, dijo al respecto: “la cultivación del cáñamo es un ejemplo excelente de la viabilidad de nuestra agricultura, y de cómo podemos expandir nuestras fronteras ante ciertas circunstancias. Con el cultivo de cáñamo estamos mucho más cerca del crecimiento económico, hay más empleo”.
Las plantaciones de cáñamo en Italia pueden identificarse fácilmente, parecen un oasis verde en medio del amarillo apagado de las plantaciones de trigo en Sicilia; y la producción está a tope. El presidente de Colli Erei, una de las cooperativas de agricultura más antiguas en Italia, junto con otros 20 productores italianos pudieron cosechar, en lo que va del año, 150 toneladas que serán usadas para crear harina, pasta y aceite.
“El cáñamo salvó nuestro negocio, nos salvó de la quiebra”, Salvo Scuderi, presidente de la cooperativa, “este año hemos ganado 10 veces más de lo que hubiéramos ganado con el trigo; nos ha permitido contratar más gente para trabajar”.
Y es que las ganancias promedio por cada hectárea cultivada de trigo son alrededor de 250 euros; cada hectárea de cáñamo puede generar hasta 2,500 euros, de acuerdo a la cooperativa; por tanto, muchos granjeros que estaban a punto de quebrar, han virado sus esfuerzos hacia el cáñamo y han podido salvar su negocio.
Hay otra ventaja añadida al cultivo del cáñamo: la restauración de la tierra. Las altísimas temperaturas de la zona, añadidas al monocultivo de trigo por años en la región, han erosionado la tierra hasta el punto de casi volverla infértil.
Dario Giambalvo, profesor de ciencias y agricultura de la Universidad de Palermo, dice lo siguiente: “tantos años de cultivar solo trigo han erosionado la tierra hasta el punto de casi volverla improductiva. Por eso el cultivo del cáñamo puede salvar no sólo el negocio de los granjeros, sino la tierra misma. De los antiguos romanos sabemos que diversificar nuestros cultivos ayuda a mantener la tierra fértil y saludable”.
Hay otro hueco en la ley que los italianos están aprovechando: no está prohibida la comercialización de las flores, siempre y cuando éstas contengan alrededor, o menos, de 0.2% de THC. De tal forma que no sólo el cáñamo industrial, sino las flores de la cannabis también están abriéndose paso en el mercado.
Cuando esta ley entró en vigor, en 2016, abrió una importante puerta para el sector cannábico en este país: al día de hoy hay más de 500 tiendas de flores de cannabis en Italia; y aunque ninguna de las que ahí se venden llegan a los niveles de THC tradiciones de la cannabis recreativa, entre 25 y 30% de THC, los italianos no tienen empacho en comprar sus flores, molerlas, liarlas en un cigarrillo y ponerse a fumar.
De acuerdo al Centro Europeo de Monitoreo de Drogas, Italia es el tercer país en el continente que más cannabis consume.
Salvo Scuderi ha entrado también a esta parte del negocio, y dentro de su tienda ha colocado un letrero que dice: “pizzo free”, que quiere decir que toda esa hierba producida, no ha generado ni un solo centavo para la mafia. “Estamos enviando un mensaje claro”, dice, “la cannabis no es sólo la solución para la crisis de cultivo en este país, sino una forma de debilitar a la mafia, que por décadas ha controlado el mercado ilegal de cannabis. Nosotros los granjeros queremos arrebatarles ese mercado”.
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