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Enrique Feliciano presenta la historia negada de la marihuana

Republica pacheca. cronica de la mariguana en mexico 1492 - 2015

Fue un nutrido debate el que se vivió el día de ayer, en las instalaciones del Museo del Cáñamo y la Marihuana –proyecto itinerante que hasta el momento se ha presentado en las instalaciones de la Cámara de Diputados y el World Trade Center; ahora, en el interior de la Pulquería Los Insurgentes– con la presentación del libro República Pacheca: crónica de la marihuana en México: 1492-2015, editado por Proceso.

Con la presencia de Leopoldo Rivera, editor de la primera y única revista especializada en cannabis en México: Cáñamo; Carlos Martínez Rentería, poeta y fundador de la revista Generación; y del autor, los asistentes a la presentación pudieron presenciar una charla nutrida y amable sobre la historia del cannabis en nuestro país; su importancia cultural, histórica, y su reciente boom en los mercados internacionales.

República Pacheca es un libro que compila, en unos cuántos cientos de páginas, una historia de casi 500 años; una historia que ha sido negada en nuestro país.

“¿Cómo meter más de 500 años en un solo libro? Pues esa es la tarea titánica que se planteó Enrique Feliciano. Al principio”, dice Leopoldo Rivera, “yo no podría creer que todo eso cupiera en un solo libro… pero después, al leerlo, me di cuenta de que todo estaba ahí. De que era verdad: el cannabis en nuestro país ha estado presente desde el principio, desde que se fundó nuestra nación, pero toda esa historia ha sido negada, es una historia que nadie ha querido ver. Pues este libro tiene el propósito de revelarla”.

Cannabis en tiempos de los aztecas

“Mucha gente se escandalizaría”, continúa, “si supiera, o si dijéramos abiertamente que el ayate de la virgen María está hecho de cáñamo”.

Y es que la planta de cannabis es una que tiene múltiples usos, no sólo los medicinales o recreativos de la flor, que es lo uno se fuma si se es consumidor, o de la cual se obtienen los componentes medicinales; sino también tiene usos industriales, manufactureros. Todo lo que se puede hacer de plástico o madera, se puede hacer de cáñamo: la fibra de la marihuana.

“Hace 400 o 500 años”, subraya el editor de Cáñamo, “la fibra de la cannabis era igual al petróleo, era una moneda… cuando llegan los españoles, se traen las semillas de cannabis para establecer aquí un mercado. Todo este proceso, es de hecho, el primer capítulo de este libro”.

Hoy se pueden fabricar hasta 25,000 productos de cáñamo, y toda la oferta industrial, de productos posibles de fabricar con cannabis, constituye la exposición del museo.

Entrevistas, la columna vertebral

El libro de Feliciano está compuesto por tres dimensiones primordiales: la periodística, la literaria, y la histórica. A través de esos tres formatos, el autor cuenta y reseña una historia completa de la cannabis en nuestro país, y su relevancia cultural.

La espina dorsal del volumen la constituyen entrevistas que el autor realizó a personajes destacados de la cultura en nuestro país, que declararon abiertamente ser pacientes, usuarios o consumidores de cannabis.

Alfonso Zayas, Javier Bátiz, Carlos Santana, José Agustín e Isela Vega componen sólo algunos de los personajes destacados que pueblan República Pacheca. Todos, a su manera y con su testimonio, desmitifican el uso de la marihuana.

“En los libros de texto deberían de incluir todos estos datos duros sobre la marihuana, para que la gente sepa que la planta ha estado ahí desde siempre; claro que ha habido estudios muy importantes como el de Juan Ramón de la Fuente”, comenta Carlos Martínez Rentería, “porque lo más importante aquí es terminar con la prohibición. Ésta es el mayor peligro; es un insulto a la inteligencia de todos los mexicanos, y debemos de terminar con ella ya: el prohibicionismo ya valió madre”.

Cáñamo y censura

Se discutió activamente sobre este punto. ¿Cómo es posible que la reforma a la Ley General de Salud permita los usos medicinales del cannabis, pero no abra ninguna vía de acceso? La despenalización, la ‘desprohibición’, es el único punto de partida hacia un cambio, se dijo.

En este sentido, se destacó el papel de la revista Cáñamo, que busca, entre otras cosas informar a la sociedad civil sobre la importancia cultural de planta, y que, como proyecto editorial, ha sufrido de censura: al día de hoy la Secretaría de Gobernación no le ha otorgado el permiso de licitud, que le permitiría distribución sin restricciones.

“A la fecha la revista puede ser encontrada  en los puestos de periódicos, pero con el riesgo de que en cualquier momento la incauten y la saquen de circulación, con el argumento de que ‘fomenta el consumo de cannabis’”.

Las palabras del autor

Con este panorama general se abonó la participación del autor, quien aseguró que su libro fue un viaje largo, de muchos años de investigación, que iniciaron, sin embargo, entre pláticas de amigos.

En entrevista exclusiva para Nación Cannabis, Enrique Feliciano dijo: “a mucha gente la conocí desde hace muchos años. Hice entrevistas con ellos que nunca se publicaron; por ejemplo, con el Flaco Guzmán, él era mi súper brother, entonces si tenía algún momento libre lo invitaba a comer, o íbamos a algún evento y ahí platicábamos. Pero nunca publiqué nada de eso. Hasta que le pedí de manera deliberada que me diera la entrevista para el libro. Solamente publiqué entrevistas de aquellos que estuvieran de acuerdo en hablar al respecto. Porque no se trata de balconear a nadie”.

“El caso de Carlitos Santana, por ejemplo, nos vimos varias veces, y a lo largo de esas pláticas pude extraer mucha información, y luego hice un resumen… más o menos así fue el proceso de entrevistas. Muchas se quedaron afuera. La que más me dolió dejar afuera fue la de José Alonso, y eso por cuestiones de tiempo… porque el tema estaba avanzando”.

“Así muchas cosas quedaron afuera del libro… todo lo que consideré que no era esencial para el entendimiento del tema lo dejé afuera; pero hubo puntos finos muy importantes. Encontré muchos datos muy reveladores… por ejemplo, ¿cómo es que Hernán Cortez trajo las semillas y empezó el cultivo? Pues comisionó a Pedro Cuadrado de Alcalá para que trajera las semillas, y él le enseñó a los indígenas a cultivar”.

Diego Rivera, el primer reivindicador del consumo personal

Al final de la presentación, se dijo que el libro no era una invitación a fumar, sino una invitación a conocer los usos y cualidades de una planta que está en nuestro ADN, que es parte de lo mexicano pues ha estado ahí desde el día cero.

“Me gustaría ver a este libro como uno recreativo, una pieza de periodismo, de historia y de literatura, que puede ayudar a cambiar ciertos paradigmas: dejar de ver al cannabis como una planta maligna, y verla como una entidad cultural por sí misma”.

Entre los aplausos del público, y la ronda de preguntas y respuestas, hubo uno que dio para una charla nutrida: ¿Quién, de todos, es el personaje más importante para el cannabis en México?

La respuesta de Leopoldo fue: Diego rivera. “Él fue uno de los primeros en reivindicar el uso de la marihuana para consumo personal; decía que aumentaba su creatividad y lo volvía más sensible a ciertos pulsos; él invitaba a sus correligionarios a fumar para volverse más sensibles, más perfectos en su arte, lo cual para la época era bastante radical”.

Hacia el autocultivo

Cuando el evento hubo terminado, y el que esto escribe pudo acercarse al autor para charlar, le hice una pregunta: lo últimos dos años ha habido un avance sustancial en el debate de sobre la marihuana. Muchas cosas se están transformando; y aunque muchos puedan opinar que la reforma es estéril: hace dos años hubiera sido impensable que se permitiera el uso medicinal del cannabis en nuestro país.

Usted, señor Feliciano, ¿cuál cree que sea el futuro inmediato del debate? El autor respondió: la apertura del autocultivo. Es algo esencial que no puede seguir demorándose. Seguramente será lo que veamos en un par de años, que la posibilidad de plantar nuestra propia medicina, se vuelva una realidad.

Categorias: México
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