El meteórico ascenso del mercado cannábico, y sus sistemático engrosamiento, está potenciando cuantiosas inversiones en el segmento de las bienes raíces; en la medida en que la marihuana se ha convertido en un commodity más, regido por las leyes de la oferta y la demanda, al ser ésta mayor que la primera, su precio ha caído, quitándole rentabilidad a la parte de la cultivación y manufactura.
Por el otro lado, inversores se han percatado de que podría ser un buen negocio invertir en la construcción de inmuebles especializados para el cultivo bajo techo, y ofrecerlo a desarrolladoras o farmacéuticas que siembran y producen la planta, para que renten sus instalaciones y recibir de ello cuantiosos dividendos.
Si bien el mercado tendría que engrosar aún más con firmas productoras de cannabis, y aun muchas de ellas optan por plantar en invernaderos o en campos abiertos –que es mucho más barato– inversores tienen confianza en que las bienes raíces para el mercado de cannabis tienen un importante potencial comercial.
Y no están equivocados: la firma Innovative Industrial Properties (IPP), que entró en la Bolsa de Nueva York el pasado diciembre, acaba de firmar a su primer cliente importante: se trata de la desarrolladora cannábica PharmaCann, que le paga a IPP USD$319,580 mensuales por la renta y USD$105,477 por el manejo de sus instalaciones para cultivo.
No obstante, el riesgo bursátil latente se refleja en el desempeño de sus acciones: cuando IPP entró a la Bolsa, sus acciones cotizaban en USD$20, y desde entonces, han mantenido un desempeño a la baja y actualmente cotizan con unos USD$16.
La clave del éxito de IPP se debe a sus agresivos planes de expansión: recientemente adquirieron propiedades en Maryland por USD$8 millones, mismas que ya son rentadas por Holistic Industries, que paga a IPP USD$1.2 millones por mes. Debido a esto, la firma inversora ya se ha hecho de un capital de USD$58 millones.
El entusiasmo de los inversores en este sentido ha redundado también en la formación de alianzas y asociaciones, una importante que se anunció recientemente fue la que se ejecutó entre Atlantic Alliance Partnership (AAP) con Kalyx Development, para la formación de una empresa arrendataria de instalaciones para cultivo de cannabis que se llamará Kalyx Properties. El acuerdo fue valuado en USD$60 millones.
Doyen Elements, conocida anteriormente como AdvantaMeds Solutions, también mantiene planes de formar asociaciones en el futuro para estos efectos. La firma cree haber superado a IPP en capital y en experiencia en el manejo de bienes raíces para el mercado cannábico; y aunque a la fecha no han concretado ninguna, mantienen acuerdos que penetran a 16 mercados diferentes a lo largo de la nación americana. Planean entrar a la Bolsa de Nueva York y competir directamente contra IPP.
Para ello, adquirieron recientemente una antigua planta embotelladora de Pepsi, con más de 10,000 metros cuadrados, en la que instalarán una planta productora de cannabis que será puesta a la renta. Su plan es que produzca hasta 200,000 kilos, y que, con un precio que oscile entre los USD$700 o 750 por libra, tengan ingresos anuales de USD$450 millones.
Uno de los principales riesgos de este negocio es que la inversión necesaria para levantar instalaciones de esta índole es muy grande; y las firmas productoras de cannabis, al no tener un potencial económico tan grande, y sus retornos de inversión son más lentos, migran a otros segmentos del negocio, lo que podría ocasionar grandes pérdidas a las arrendadoras.
De hecho ya sucede: las firmas desarrolladoras reciben descuentos cuando compran marihuana en muy grandes cantidades: a veces comprándola a USD$300 por libra, lo que está muy lejos del precio-costo de los cultivadores. Para ellos el piso de venta está en los USD$500 por libra, debajo de ello, pierden dinero.
Aunado a ello se suma la política de la actual administración. Agresiva como sigue siendo, y dividida de estado en estado, la certeza jurídica es endeble, lo que otorga incertidumbre al mercado. En tanto el Departamento de Justicia estadunidense siga hostigando a productores y cultivadores, cerrando dispensarios, las inversiones pueden no llegar.
En tanto, los inversores de bienes raíces esperan el momento justo de inyectar sus capitales a un mercado cuyo ritmo de crecimiento puede ser, si no lo es ya, imparable.
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