Se trata de la historia de Heather Jackson y cómo el cannabidiol (CBD) cambió la vida de su hijo de 10 años.
A los cuatro meses de nacido, Zaki Jackson empezó a tener convulsiones provocadas por un tipo raro de epilepsia llamado Síndrome de Doose, que afecta a los niños pequeños. Por más de una década, Zaki y su madre, Heather, enfrentaron el padecimiento, esperando que el niño no muriera en uno de los ataques.
Fue hasta 2012, cuando Heather descubrió que el aceite de cannabidiol podía hacer la diferencia en el tratamiento médico de su hijo. Desde entonces, la familia Jackson vio con otros ojos a las plantas de marihuana por el milagroso efecto del cannabidiol CBD en un niño.
“Amo esa planta porque nos regresó a nuestro hijo y nos permitió conocerlo por primera vez, es un regalo fenomenal”, dice Heather en un video realizado por el portal Endpain.com, que se encarga de recopilar las historias de personas que han sufrido por una pérdida o una enfermedad o cualquier otra razón.
En el caso de la familia Jackson, el video de casi nueve minutos relata la lucha de una madre por encontrar la cura para las convulsiones de su hijo y los dilemas que enfrentó cuando se dio cuenta que la única solución era usar un derivado de la Marihuana.
Zaki nació en 2003 y a los cuatro meses de nacido comenzó a tener convulsiones. Su madre no sabía por qué le daban. Solo lo entendió cuando vio que a su pequeño le hacían un electroencefalograma, con 27 botones y cables conectados a su cerebro.
Sin embargo, el diagnóstico preciso tardó un año. Al final, el neurólogo determinó que se trataba del Síndrome de Doose, una enfermedad que los médicos catalogan como una epilepsia catastrófica.
Heather empezó a tomar nota de todo. Llevaba un cuaderno en el que escribía todo lo que escuchaba de los médicos para comprender el padecimiento, pues no entendía por qué su hijo estaba enfermo si su cerebro no tenía malformaciones.
La mujer graficaba todo: lo que Zaki comía, cuánto tiempo dormía, cómo eran sus heces, en un afán por entender la enfermedad.
Zaki pasó una década tomando 17 fármacos distintos. Para ese entonces, el niño de nueve años sufría más convulsiones que nunca y ahora afectaban su respiración. Heather lo cuidaba esperando que su hijo no muriera en alguna de esas convulsiones.
Fue en 2012, cuando la familia descubrió el milagroso efecto del cannabidiol CBD y cómo dicho aceite podía hacer la diferencia.
El CBD es un compuesto de la cannabis que tiene efectos curativos sin drogar al paciente, como lo hace el tetra-hidro-cannabinol (THC) que en realidad es la sustancia psicoactiva de la Marihuana. Después de décadas en las que solo el THC estaba disponible, ahora se cultivan las cepas ricas en CBD que se utilizan específicamente para uso médico.
Al saber todo esto, Heather quiso probar —no sin un poco de escepticismo— el CBD en Zaki. Aunque los hermanos Stanley, encargados de un laboratorio de cannabis en Colorado ya lo suministraban a una mujer con buenos resultados, estaban renuentes a medicar a un niño.
Finalmente, el 19 de julio de ese año Zaki recibió su primera dosis. En ese momento las convulsiones habían empeorado, le daban cada tres minutos. Después de recibir el aceite, Heather miraba el reloj y veía como el tiempo pasaba sin que su hijo tuviera otro ataque, de hecho no tuvo convulsiones en las siguientes 48 horas. Así descubrió el milagroso efecto del cannabidiol CBD en un niño.
Tres meses tuvieron que pasar hasta que las convulsiones desaparecieran por completo y Zaki entrara en remisión, gracias a su dosis diaria de CBD.
“Para mí fue una larga carrera. De hecho, pasaron casi dos años antes de que yo dejara de entrar cada mañana a revisar si Zaki estaba vivo. Y recuerdo la mañana en que vi si cara cuando estaba en la cocina preparándome un café en lugar de revisar en su recámara si estaba vivo”, recuerda Heather.
Después de eso, ella pudo iniciar la fundación «Realm of Caring» en Colorado Springs, Colorado, en la que ayudan a otros padres de familia a enfrentar este tipo de enfermedades y descubrir en el CBD una solución médica para sus hijos.
El equipo de 30 personas hace investigación, da conferencias y enseña sobre la cannabis, la manera en que se usa, las enfermedades para las que resulta efectivo y las aplicaciones que puede tener. Todo con el fin de que los pacientes tengan una mejor calidad de vida.
Cuatro años después del tratamiento Zaki no había tenido otra convulsión hasta hace poco. Su madre lo atribuye a la llegada a la pubertad y al hecho de que la dosis ya no es suficiente para su edad.
Aunque en un primer momento sintió que regresaba diez años en el tiempo, Heather decidió tomarlo con calma y seguir con las investigaciones para poder ofrecerle a Zaki más tiempo para ser él mismo.
“Creo que es un regalo esperanzador el momento en el que estoy ahora y no lo cambiaría por nada, incluso si las convulsiones regresan. Él tuvo una oportunidad de jugar, de desarrollar sus habilidades y de ser un niño, una oportunidad que no había tenido antes”, dice Heather con lágrimas en los ojos.
El trabajo de Heather ya traspasó fronteras. El 1 y 2 de junio, estuvo con miembros de la fundación Realm of Caring en el Cannabis Salud 2017 primer foro cannábico de investigación aplicada en México, que se realizó en Guadalajara, Jalisco.
Te dejamos el video completo (Inglés) con su increíble historia :
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