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Autoridades religiosas de Estados Unidos ven con buenos ojos la legalización de la cannabis

Para algunas autoridades eclesiásticas de Estados Unidos, las recientes aperturas legales sobre la marihuana en el país son algo benéfico. Y es que, contrario a lo que se piensa, ciertos miembros de las más importantes iglesias del país ven como una decisión correcta el educar y regular las drogas, en lugar de prohibirlas por completo.

Para el rabino Shaul Marshall Praver y el reverendo Alexander Sharp, la creciente legalización de la cannabis medicinal en varios estados de la unión americana es un aporte más del gobierno a la sociedad (incluidos sus feligreses).

“La legalización no permitiría, como algunos temen, facilitar el consumo de menores de edad del cannabis, sino limitarlo”, comentaron Praver y Sharp en una carta a los medios.

Y vaya que se trata de personas de peso en sus comunidades, además de grandes conocedores sobre esta temática. El rabino Praver es el presidente fundador de la Global Coalition for Peace and Civility y el reverendo Sharp es director ejecutivo del Clergy for a New Drug Policy.

Ambos aseguran que en los estados que están actualmente regulando el consumo de cannabis para adultos, el crimen y las detenciones han disminuido, mientras que el consumo en jóvenes se ha mantenido sin aumentos. Esto es una señal clara de una buena acción en conjunto, tanto del gobierno como de las organizaciones educativas sobre el uso responsable de la cannabis.

Entonces, existen argumentos de peso por parte de instituciones religiosas en Estados Unidos para validar el papel de la cannabis en los ciudadanos responsables de esta nación.

El rabino Shaul Praver

Mientras muchos conservadores y movimientos en contra de la marihuana la siguen comparando con drogas letales como la heroína o el fentanilo, representantes eclesiásticos como Praver y Sharp aplauden cada legalización. Argumentan que las cosas no han cambiado mucho cuando se prohíbe a la marihuana.

«Desde que se declaró la guerra contra las drogas hace más de 45 años, más de 25 millones de estadounidenses han sido arrestados por posesión de cannabis. Aún así, hoy en día, más de 30 millones consumen marihuana ilegalmente”, argumentan, dejando en claro que la prohibición no ha sido la manera más inteligente para asegurar que los personas desistan de consumir.

Por lo tanto, consideran que la regulación y la permisividad son el camino correcto. Y tienen la autoridad social para declarar al respecto. Al estar cercanos a los adictos, ambos han asegurado que la droga, aunada a la desinformación y la ilegalidad, solamente trae dolor y caos a las vidas de estas personas. «Respondemos a aquellos que tienen problemas con las drogas, comprometiéndolas, escuchándolas, ofreciendo alternativas y enriqueciendo sus vidas de una manera razonable», señalan.

Al observar tan de cerca a los adictos, estos responsables de la fe coinciden en que los esfuerzos policiales y políticos no siempre fueron los más acertados. Cuando se castiga penalmente a un adicto no se está procurando mejorar su calidad de vida, “además de que se están olvidando de su bienestar a futuro”, aseguran.

Notaron que la prisión, las condenas y la brutalidad policiaca no son la solución para detener la enorme epidemia de adictos en Estados Unidos. Por lo tanto, esfuerzos como la regulación de la cannabis medicinal y recreativa por parte del estado, están logrando índices más bajos de adicción a otras sustancias como los opiáceos y demás drogas altamente letales.

Ya que ambos son miembros de organizaciones que apoyan las reformas políticas sobre las drogas en Estados Unidos, su palabra adquiere más poder que nunca. Sobre todo cuando estados clave como Oregon y Nevada han permitido el consumo recreativo de la cannabis con resultados favorables y cifras contundentes sobre disminución de violencia y casos de adicción.

Ambos consideran que hay otros temas mucho más urgentes para la agenda federal, declarando que el consumo de cannabis no es la prioridad que debería perseguir el gobierno de Donald Trump. «Intentamos transformar esa cultura de castigo en relación con el uso de drogas”, señalan, argumentando que “apoyar las leyes punitivas que hacen poco para ayudar a una persona necesitada va en contra de la moral religiosa”.

Jeff Sessions, el fiscal general de Estados Unidos, señaló que «la gente buena no consume marihuana».

Categorias: Sociedad
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