Desde que en diciembre del año pasado el Senado de la República aceptara la propuesta preliminar para reformar la Ley General de Salud, en orden de permitir el uso medicinal de la marihuana, largos meses de discusiones tuvieron lugar en el legislativo. A finales de abril pasado, finalmente, la Cámara de Diputados aprobó el dictamen de cannabis medicinal, con el que nuestro país se alinea a los titánicos esfuerzos de legalización de la planta en todo Latinoamérica; y a la potencial construcción de un mercado legal de marihuana.
El nuevo marco legal
La nueva ley, como sabemos, autoriza el uso medicinal y los derivados farmacológicos de la marihuana; además de que faculta a la Secretaría de Salud para el diseño y ejecución de políticas públicas que normen y dirijan la investigación científica y su producción a lo largo y ancho del país.
Se considera también a los componentes principales de la planta: el tetrahidrocannabinol (THC), y el cannabidiol (CBD) como elementos con amplios usos medicinales y terapéuticos, abiertos a la comercialización, exportación, importación, y a la producción industrial de sus derivados (siempre y cuando tengan concentraciones menores al uno por ciento).
En este marco, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) es el organismo encargado de emitir las autorizaciones para su importación, o su adquisición en el país: ya sea de sus productos derivados, o de su siembra.
Aunque todavía no está permitido el uso de la marihuana con fines recreacionales, ni su acceso por vías no autorizadas, el nuevo marco regulatorio de la marihuana abre una puerta muy importante tanto en la comunidad científica como en la parte social: padres de familia, pacientes, investigadores, médicos, abogados y agricultores enfrentan ahora una nueva narrativa: la marihuana ya no es una droga tan adictiva como la heroína, sino una planta cuyos componentes tienen amplios usos industriales y científicos.
El siguiente paso: la investigación
En este sentido, y ya que el cambio no fue fortuito, sino gradual; posible gracias al empuje de ciudadanos y especialistas, el siguiente paso decisivo es impulsar la investigación aplicada a nivel médico y científico.
El principal obstáculo al que se enfrenta la comunidad médica, es que los profesionales de la salud no están capacitados para recomendar el uso del cannabis como tratamiento; en buena medida por desconocimiento, y por el veto político que tuvo durante décadas cualquier investigación inclinada hacia estos tópicos.
“El cannabis tiene un gran potencial de tratamiento de enfermedades, y muchos médicos no saben nada de esto. Por eso las escuelas de medicina deben promover su conocimiento, su investigación… pero todo esto lleva un proceso largo, parte de ese proceso es la convención a la que estamos aquí presentes”.
Estas fueron las palabras del asesor médico de la Unidad de Cannabis Medicinal en el Ministerio de Salud de Jerusalém, Michael Dor, en el marco del Primer Simposio Latinoamericano de Cannabis Medicinal para Profesionales de la Salud, llevado a cabo en Guadalajara, el pasado dos y tres de julio.
La importancia de este evento fue crucial, no sólo en el sentido de que sentó un precedente académico y dio el banderazo de salida a la ardua tarea porvenir, en lo que concierne a la investigación aplicada sobre cannabis, sino que consolidó un esfuerzo institucional.
El evento consolidó un esfuerzo institucional
La Secretaría de Salud de Jalisco (SSJ), en coordinación con la Comisión Estatal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Coprisjal) fueron las entidades responsables de llevar a cabo el evento que congregó a especialistas internacionales, profesionales de la salud y público en general, en una serie de conferencias especializadas sobre la marihuana.
Durante su inauguración, el titular de Salud de la entidad, Antonio Cruces Mada, dijo que este tipo de foros habrán de impulsar la investigación farmacéutica para el desarrollo de medicamentos a partir de los metabolitos de los cannabinoides.
“Hoy en día ya es posible realizar investigaciones de este tipo en nuestro país, mismas que derivarán en el desarrollo de medicamentos que habrán de mejorar la calidad de vida de las personas”, dijo.
Por otro lado, Dagoberto García Mejía, titular de la Coprisjal destacó que el evento se alinea con un tema coyuntural en la agenda política del país; mismo que constituye un tema de vanguardia en todo el mundo: “están demostrados los beneficios de los cannabinoides para algunos pacientes, o para ciertos padecimientos… queremos tener un conocimiento más amplio de todo ello, por eso hemos congregado aquí a investigadores y especialistas de todo el mundo, para que nos informemos y nos eduquemos sobre los usos y beneficios de la planta cannabis, sobre todo en un país como el nuestro, que la produce en grandes cantidades, y que se acerca a una regulación médica importante”.
Dentro de los ponentes destacados, estuvieron, el ya mencionado arriba: Michael Dor, con la ponencia “De sustancia ilegal a potente medicamento”, en la que expuso los cambios que históricamente ha sufrido la planta. Desde sus usos iniciales en el imperio chino, hasta su penalización en la década de los setenta, con la creación de la DEA. Política que fue calcada en los noventas en México.
Asimismo, estuvo Fernando Belanuzarán, presidente del Grupo Organizador del Foro Internacional de Política de Drogas, con su ponencia, “Perspectivas legislativas en el uso de la cannabis medicinal”.
En ella, el exdiputado federal subrayó los alcances de la legislación de abril, pero también expuso sus limitaciones y los caminos a seguir para una despenalización completa.
A través de su cuenta de Twitter el político publicó fotografías y detalles del evento, mismos en los que se puede constatar el alcance tanto académico como técnico del foro.
Una parte de su ponencia, y otras transmisiones del Foro, pueden ser vistas en el perfil de Facebook del evento.
Con todo esto, el Cannabis Salud 2017 se consolidó como uno de los primeros y más sólidos foros de su tipo en nuestro país. Uno que sentó la marca y la meta a seguir para futuros eventos y esfuerzos institucionales.
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