Una encuesta reciente ha demostrado que los miembros de la generación millenial, aquellos que nacieron entre 1980 y 1990, consideran que la cannabis es una sustancia mucho menos adversa que el alcohol.
La encargada de llevar la encuesta a puerto fue la plataforma The Tylt, que se ha autoproclamado como “la más grande y efectiva plataforma de opinión y encuestas entre los millennials”, y ha popularizado este tipo de encuestas desde su fundación en 2016.
En la encuesta “Is weed safer than alcohol?”, que popularizó el hashtag #AlcoholKills, los números fueron contundentes: 87.6% de los encuestados consideraron que, en efecto, el alcohol mata; mientras que sólo el 12.4% consideró que la cannabis “envenena”.
Los beneficios médicos de la cannabis, por otro lado, están bien documentados y bien cubiertos por la prensa. En este medio habíamos discutido con anterioridad, cómo la cannabis protege el hígado de los efectos de consumir alcohol en exceso.
The Tylt, por otro lado, ofrece otros datos interesantes: de acuerdo a la Alcohol Rehab Guide, el 40% de los crímenes violentos en Estados Unidos está asociado con el consumo de alcohol; y se ha podido establecer un vínculo directo entre el consumo excesivo de esta sustancia con las conductas violentas.
Por el contrario, otras instituciones como la American Lung Association, estima que los beneficios médicos de la cannabis están sobreestimados; y han insistido en que el humo de la marihuana puede causar serios daños en los tejidos pulmonares, ya que contiene muchas de las mismas sustancias tóxicas que el humo del tabaco.
Sin embargo, otros estudiosos del tema, como el doctor Kent Hutchison, de la Universidad de Colorado, que ha estudiado profundamente los efectos de una y otra sustancia sobre el cerebro, ha declarado de forma contundente que el alcohol afecta mucho más el cerebro que la cannabis.
Y que, además, hay que establecer una clara diferencia entre las vías de administración de la marihuana, pues, el aceite de CBD, por ejemplo, no tiene ningún efecto adverso sobre el cerebro. Otros derivados de la cannabis, aun de uso lúdico, como los comestibles y los concentrados no fumables, no tendrían tampoco efectos adversos sobre los pulmones.
El último de los recursos de los detractores de la cannabis, es la desestimación entera de la sustancia. Hace un par de días se difundió la noticia de que el doctor Matthew Sadlier, miembro de la Organización Irlandesa de Medicina, declaró que la cannabis debería de ser erradicada del planeta.
En su opinión, la cannabis es una sustancia que mata y enloquece a quien la consume: “un tercio de mis pacientes llegan al diván por consumo de marihuana. Es una sustancia destructiva, que tiene terribles consecuencias negativas. Me encantaría erradicarla del planeta, pues es una droga que hace mucho más daño que cualquiera otra”, insistió el siquiatra.
Stuart Gitlow, el director del Annenberg Physician Training Program in Addictive Disease en la escuela de medicina de Nueva York, también ha dicho que: “la marihuana no tiene ningún beneficio, es simplemente que la gente tiene la libertad de estar intoxicada, eso es todo. Pero hay un grave riesgo en ello”.
Como reportó High Times, este tipo de opiniones bien pueden estar fundadas en el desconocimiento de la comunidad médica respecto del tema, por la prohibición histórica que, desde los gobiernos, llegaba hasta las instituciones de salud.
Otro de los hallazgos de The Tylt, tiene que ver precisamente en este sentido: los millenials no sólo piensan que la cannabis es más segura que el alcohol, sino que es buena para la salud en general. Al menos así lo demostró su encuesta: 85% de los encuestados dijo estar convencido de que la planta hace bien la salud, que es mejor para el tratamiento del dolor que los opioides y que por tanto debería ser permitida en los deportes.
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