Colombia lleva cerca de cuatro años apostando en grande a la industria cannábica. Sus leyes facilitan el cultivo, producción y exportación de productos medicinales con fórmulas que presentan los compuestos de la hierba. ¿Por qué entonces el panorama es malo para los pequeños agricultores?
El país ha tratado de difundir la riqueza proveniente del sector para grandes y pequeños productores, pero a estos aún les falta mucho por progresar.
La actual administración está trabajando en un proyecto de decreto que no haría otra cosa que obstaculizar más los procesos burocráticos.
La industria cannábica emergente en Colombia es fuerte y podría tener un impacto positivo, al tiempo que las regulaciones frenan el desarrollo y perjudican los intereses de los agricultores.
La realidad desnuda
La burocracia es uno de los principales problemas, pues ha retrasado la implementación de la ley; de igual forma, los diferentes organismos del gobierno no alcanzan a procesar las solicitudes de licencias comerciales.
Los procesos suelen ser muy lentos, pero la demanda es cada vez mayor. En 2018, de acuerdo con Cannabis Wire, se solicitaron alrededor de diez licencias por mes. En 2019, la cifra aumentó a cuarenta y uno. Los retrasos también han crecido y, ahora, un trámite que hace dos años hubiera tomado un par de meses, puede durar medio año.
Los pequeños agricultores sienten incertidumbre a la hora de cumplir con las regulaciones y de convertir sus operaciones ilícitas en legales, y esta es otra de las grandes complicaciones en Colombia.
Esto sucede principalmente en Cauca, una región que históricamente ha sido golpeada por el narcotráfico. El cannabis es cultivado ilegalmente en más de 12 000 parcelas pertenecientes a las comunidades indígenas caucanas.
La dependencia económica al procesamiento ilegal de la droga por parte de los caucanos es innegable, pues el cannabis representa una de sus principales actividades: 50 000 personas se ganan la vida de esta forma.
El lado positivo en Colombia
El Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) estima que la mayoría de los 50 000 trabajadores del cannabis están dispuestos a pasar al mercado legal.
La disposición de los agricultores se ve opacada por la dura realidad: las plantas cultivadas antes de la aprobación del cannabis medicinal en 2016 no pueden usarse legalmente. Esto significa que no se puede autorizar el cultivo de la tierra si no se demuestra antes que ya no existen plantas ilícitas en esos terrenos. La imposición ha ocasionado la destrucción de incontables cultivos.
Hay agricultores que encuentran muy difícil, si no es que imposible, comenzar a cultivar desde cero.
Pero existe un lado positivo en la situación actual de Colombia. El gobierno está buscando la manera de implementar un fondo para pequeños agricultores. De este modo, podrían recibir apoyo científico, técnico y comercial, entre otros.
Las distintas entidades gubernamentales están esforzándose por capacitar a los trabajadores del cannabis medicinal para que puedan sortear los obstáculos que las mismas regulaciones representan.
El gobierno ha considerado, igualmente, establecer un fondo para que los pequeños agricultores reciban apoyo, explica Cannabis Wire.
La ayuda sería científica, técnica y comercial, y diferentes entidades gubernamentales se esfuerzan por capacitar a los agricultores en las complejas regulaciones que rodean al cannabis medicinal.
Los programas de apoyo podrían hacer toda la diferencia y poner de nuevo en el juego a los agricultores pequeños, quienes, sin duda, cuentan con años de experiencia y de conocimiento. De esta manera, ¡Colombia podría convertirse en una potencia cannábica!
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