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Mamá Cultiva México, apoyo a epilepsia y autismo

En el marco de la segunda edición de Expoweed, se llevó a cabo el lanzamiento oficial de la facción mexicana de la Fundación Mamá Cultiva, una fundación sin fines de lucro, que vio su génesis en Chile en 2012, y que funciona en colaboración y sinergia con Fundación Daya.

Los trabajos de estas instituciones están centrados en el agrupamiento de madres de familia que están viviendo situaciones límite como consecuencia de los padecimientos crónico degenerativos de sus hijos, tales como epilepsia refractaría, autismo, cáncer, y otras patologías que la medicina química tradicional no ha logrado aliviar.

La neuróloga Gisela Kuester, miembro de las fundaciones, expuso para esto los beneficios que ha presentado el tratamiento con cannabis en pacientes con esta clase de enfermedades: “creemos que los tratamientos de cannabis deben ser integrales. Una confusión muy generalizada de estos tratamientos, gracias al boom que ha tenido el cannabidiol en su estado puro, de que éste es el bueno, mientras que el tetrahidrocannabinol es el malo”.

Los tratamientos deben ser integrales, ya que hemos encontrado que los tratamientos con concentrados aislados funcionan por muy poco tiempo: las sinergias que se establecen cuando los cannabinoides son suministrados en su conjunto, son muy benéficas para los pacientes”.

Y dio cuenta de los testimonios de pacientes que han presentado mejorías sustanciales en su calidad de vida: “muchas familias viven encerradas porque sus hijos al salir tienen conductas disruptivas; con los tratamientos de marihuana los niños mejoran a tal grado que vuelven a comer solos, responden a órdenes más complejas, están más contentos y traviesos y se alegran al salir”.

El inconveniente que los tratamientos farmacológicos que están disponibles gracias a empresas especializadas, es que son muy caros: “un tratamiento puede costar, la semana, hasta USD$5000, algo que es completamente impagable; con un tratamiento casero, elaborado a partir de plantas que crecen en nuestro jardín, el costo puede llegar a ser de USD$40”.

En este sentido, los trabajos de la fundación están centrados en acoger a familias en condición de enfermedad, escuchar sus testimonios, y educarlos en la solución cannábica: “no queremos ofrecer tampoco soluciones dicotómicas: medicinas exclusivamente químicas o exclusivamente cannábicas, se trata de conseguir tratamientos integrales”, sentenció la neuróloga.

Paulina Bobadilla, fundadora de ambas instituciones (Daya y Mamá Cultiva) por otro lado, vertió emotivas palabras sobre los asistentes, respecto a la importancia de conseguir una regulación que permita el cultivo: “somos madres de familia que estamos luchando y dando todo por nuestros hijos, queremos una mejor calidad de vida para ellos, y estamos dispuestas a lo que sea: hoy, en un país como este, la solución es una planta que nos habían dicho por todos lados que era maligna: eso es sólo un prejuicio ignorante. Para nosotras, la marihuana es una medicina, y la posibilidad de contar una calidad de vida mucho mejor”.

En este sentido, la neuróloga Gisela Kuester advirtió algunos de los detalles médicos en cuestiones de suministro y dosificación: “calcular la dosis es muy importante: lo que hemos visto es que menos es más, se inicia con suministros de microdosis sublinguales y se va subiendo, esto para evitar el riesgo de crear resistencia en los pacientes”.

Con el apoyo de Cannativa y Fumanchú, otras asociaciones de autocultivo que operan en la Ciudad de México, la Fundación Mamá Cultiva México trabajará en favor de todas las familias que se encuentren en situaciones de esta naturaleza.

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