Un reportaje reveló corrupción en la industria estadounidense de cannabis. Conoce cómo falsifican la potencia y pureza del THC en algunos productos.
Cuando el consumidor llega a un dispensario de marihuana, compra el producto que tenga más THC en la etiqueta. Es como el licor cuando lo compras en una vinatería; siempre eliges el que tiene mayor contenido de alcohol. Por esta razón, los productores y los laboratorios han manifestado su preocupación ante la creciente falsificación de resultados de las mediciones del tetrahidrocannabinol (THC) que se están dando en la industria.
Luego de que se legalizara el uso recreativo de la marihuana en Washington, Estados Unidos, se hicieron obligatorias las pruebas de laboratorio que determinan la potencia y pureza del THC que contienen las plantas que se venden en los dispensarios y las tiendas.
Estos resultados se colocan en las etiquetas que acompañan al producto y que le dicen al consumidor las cantidades de la sustancia psicoactiva que contienen.
Estas pruebas no están reguladas por el estado ni hay una agencia que las certifique, lo que ha provocado que la corrupción crezca en esta industria floreciente.
“Al mirar la planta, es difícil decir cuánto THC tiene en realidad. Muchos productores y granjas están elevando el contenido de THC que tienen sus plantas, lo mismo los laboratorios. Todos están maquillando la cifra. Hay muchos laboratorios menos escrupulosos que otros que te dicen ‘este test nos dice que tiene 14%, pero podemos arreglarlo si tú quieres’. Te piden una cantidad extra de efectivo y lo solucionan”, explica Griffin Lott, gerente de Sunshine Farms, en un reportaje realizado para Vice News.
— ¿Básicamente los productores y los laboratorios están haciendo fraude?, le pregunta el reportero.
—Si.
Lott señala que ambas partes se están prestando a este juego para decir que las plantas que venden tienen más THC del que realmente contienen. De hecho, la meta es superar la cifra de 20%, que es el porcentaje mínimo que buscan los consumidores que conocen la mercancía.
Una investigación de la revista Forbes en aquel país revela que los consumidores asocian los niveles de THC con el precio de la marihuana, es decir, a mayores niveles de THC es más cara la hierba. Los productores saben que eso es falso, pero se han prestado al juego del mercado y ahora les mienten a sus clientes.
El texto señala que, los productores llevan muestras falsas o de plantas que ellos no venden para que se hagan las pruebas, y los resultados se usan para vender su producto, aunque éste tiene menos potencia.
“No podemos estar seguros de que lo que el laboratorio probó sea lo mismo que están vendiendo”, dijo Dylan Hirsch, vicepresidente ejecutivo de Diagnostic Lab Corporation.
En medio de esta nueva red de corrupción, hay laboratorios que todavía son honestos en su trabajo, a pesar de la presión de los productores para alterar el contenido de la cannabis que venden.
Charlie Town, gerente de G.O.A.T Labs en Washington, asegura que ha recibido varias llamadas donde le ofrecen dinero para modificar los resultados.
“Recientemente recibí una llamada de alguien que estaba “yendo de compras” por los laboratorios y ése es el término que utilizó para sobornarme. Yo le respondí que no y me di la vuelta, porque no quiero involucrarme en ese tipo de cosas”, explica Town a Vice.
— ¿Crees que era un tipo cualquiera “yendo de compras” o crees que está sucediendo más que de costumbre?
—Creo que se está volviendo una costumbre y sucede más de lo que pensamos.
Town demostró por qué los productores están recurriendo a este tipo de trucos. Al realizar una prueba sobre un producto que ya había sido analizado, el especialista encontró que la muestra contenía 18.9% de THC, cuando la etiqueta con el resultado señalaba 30%.
El gerente del laboratorio asegura que no había errores en esta prueba y que ése era el resultado real, no el que tenían al principio.
Griffin Lott afirma que inflar o maquillar las cifras puede ser un problema en esta industria, que hasta ahora tiene un valor de mercado de cinco mil 400 millones de dólares, según la consultora Arcview Market Research.
Al mentir sobre el contenido real de THC, también puedes mentir sobre otras cosas más importantes aún, como el tipo de pesticidas que usas en tus cultivos.
Lott señala que hay dos tipos prohibidos en la industria, el Eagle 10 y el Habit, ya que son neurotóxicos. “Son básicamente armas químicas”, señala el productor de cannabis.
Pero al no existir una regulación o verificación sobre la industria, los productores pueden falsear su información, a pesar de que esto afecte al cliente. El productor señala que hay pacientes terminales que requieren que la marihuana esté libre de pesticidas, pero con esta nueva red de corrupción ya no se puede garantizar que la hierba realmente fue cultivada sin alguna de esas sustancias.
A pesar de que en Estados Unidos hay nueve estados que permiten el uso recreativo de la marihuana y 21 más tienen alguna regulación para uso medicinal, ninguna agencia del gobierno se han encargado de verificar el producto que se ofrece en los dispensarios.
A nivel estatal Washington considera que se siguen las reglas sobre la venta de este producto. Sin embargo, una investigación con compradores secretos dio a conocer que hay desviaciones en las pruebas y los resultados.
Un vocero del estado explica que ya se están analizando los resultados, las pruebas y los productos para encontrar la raíz de dichas desviaciones.
Ante la gravedad del asunto, Lott asegura que la industria requiere que tanto las pruebas como los resultados de los laboratorios se hagan públicos y obligatorias. De otra manera, la creciente corrupción afectará las decisiones futuras sobre la legalización de la marihuana.
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