Un estudio de la firma de datos, especializada en los avances de la industria de cannabis en Estados Unidos, New Frontier Data (NFD), ha demostrado que legalizar la planta a nivel federal en este país podría generar USD$132,000 millones en impuestos, y al menos un millón de nuevos empleos.
“Cuando haya algún déficit en el presupuesto, o cuando se quiera saber de dónde puede abrirse una nueva forma de recaudación fiscal, uno de los sectores más lógicos y obvios para ello, será sin duda el de la cannabis”, dijo Beau Whitney, el economista en jefe de NFD.
El estimado de la firma es que, y haciendo un ejercicio de proyección: si la cannabis se volviera legal de un día para otro, en los 50 estados que componen a la nación, entre 2017 y 2025 los impuestos que podrían recaudarse podrían llegar, como dijimos, a un combinado de USD$132,000 millones; considerando las ventas minoristas, mayoristas y las deducciones.
Tan sólo por venta minorista, la recaudación podría alcanzar, entre el 2017 y el 2025, USD$51,000 millones, que serían arrebatados del mercado ilegal. “Si la industria de la cannabis, de un día para otro, se volviera legal en todo el país, y considerando un impuesto base de 35%, los ingresos para el estado, tan sólo este año, serían de unos USD$12,000 millones”, afirma Giadha Aguirre, la CEO de NDF.
El estudio también calcula que los empleos directos por este sector aumentarían de forma dramática: 782,000 nuevas plazas en el primer año, mismas que irían en aumento gradualmente hasta superar el millón.
El estudio destaca, sin embargo, que de lograrse algo como esto, el 25% del total del mercado seguiría siendo ilegal, ya que, si los impuestos son muy altos, el consumidor seguirá comprando la planta fuera del marco regulatorio.
“Los consumidores prefieren, en general, hacer las cosas por la vía legal, pero no a un precio muy alto”, dice Whitney, “si van al dispensario a comprar marihuana, están dispuestos a pagar un 10 o un 15% de impuesto por el producto, si vas más arriba de eso, el consumidor lo comprará en el mercado negro. O al menos se desacelerará el proceso, ya que se lo pensará dos veces antes de comprar”.
La cannabis recreativa es legal en ocho estados: California, que tiene la porción del mercado más grande, inició sus ventas el primero de enero pasado. Washington, Oregon y Colorado, los tres primeros estados en volverla legal, han recaudado, juntos, alrededor de USD$1300 millones en impuestos, de acuerdo al estudio.
A pesar de los esfuerzos de los estados por volver la planta legal nivel federal, de los avances tecnológicos y comerciales de su industria, así como de los poderes medicinales que posee, la planta permanece completamente vetada en 21 entidades de la nación, y, al menos en la administración de Trump, no parece que eso cambie.
Incluso, la semana pasada, el fiscal general Jeff Sessions, revocó el famoso Cole Memorandum: una política pública que fue aprobada por el presidente Barack Obama, que impedía la acción de la policía federal en los estados donde la cannabis fuera legal. Con la revocación comandada por Sessions, las autoridades federales podrían reforzar la presencia policíaca, a su gusto, a lo largo y ancho de los estados que tengan un mercado de esta naturaleza.
Para muchos, es un paso atrás que revela la intención de Trump y sus asociados, de reiniciar la guerra contra las drogas. Para Sessions, la revocación funciona únicamente con el objetivo de que las fuerzas federales puedan utilizar de nueva cuenta una serie de herramientas jurídicas que les permitían desarticular al crimen organizado.
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