Uno de los principales interrogantes a los que se enfrentan los cultivadores caseros de cannabis es cómo mantener fresca y con todas sus cualidades a esta hierba. En este proceso, uno de los puntos clave es cómo almacenar la marihuana.
Para responder a esta incógnita, un artículo publicado por Leafly, portal especializado en temas cannábicos, reveló algunas particularidades para extender el tiempo de duración de la marihuana, conservar sus propiedades y mantener a la planta alejada del moho y de otros peligros.
Antes de comenzar, es preciso dejar en claro ciertas consideraciones. La primera, aborda que no existe una fecha de vencimiento para el cannabis, ya que, si se almacena de forma adecuada, podría durar entre seis meses y un año antes de perder su potencia y su sabor. También es importante utilizar materiales de almacenamiento adecuados.
Las bolsas plásticas o los envases de plástico no son adecuados para almacenar la marihuana. El plástico, a menudo, tiene una carga estática que puede atraer a los tricomas, que es la parte de la planta que contiene los cannabinoides y los terpenos. Las bolsas solo se deben utilizar para almacenamiento a corto plazo y en pequeñas cantidades.
En cambio, los frascos de vidrio color marrón resultan excelentes para conservar a la planta en sus mejores condiciones. Para este tipo de almacenaje, es necesario cerrar el frasco con la cantidad justa de aire para mantenerlo fresco y con su sabor original. Cerrar el recipiente con poco aire puede afectar la humedad, especialmente, si los cogollos no están completamente secos antes del almacenamiento.
Por otro lado, cuando la marihuana se almacena con demasiado aire, se acelera su proceso de degradación, ya que los cannabinoides están expuestos al oxígeno. Para mantener los niveles de aire necesarios, existen una variedad de accesorios como bombas de vacío manuales y eléctricas que minimizan la exposición al oxígeno.
Respecto a la posibilidad de guardar la marihuana en el refrigerador, esto es indebido porque las fluctuaciones en la humedad y en la temperatura aumentan la posibilidad de que se forme moho y hongos en los cogollos, incluso, si la marihuana se almacena en una bolsa sellada al vacío. Los cogollos fríos absorben agua que se produce con la refrigeración y eso arruina su sabor.
El moho y otros hongos que afectan al cannabis crecen con temperaturas entre 25 y 29 grados Celsius, por lo que, el calor excesivo, seca los cannabinoides y terpenos que han tardado meses en desarrollarse. Cuando estos aceites esenciales se secan demasiado junto con el material vegetal, al ser fumados, resulta un humo fuerte y caliente.
En lo que respecta a congelar la marihuana, los especialistas aseguran que las temperaturas bajo cero hacen que los tricomas se vuelvan quebradizos y se rompan cuando se manipulan, lo que significa que se pierden las propiedades curativas. Además, un cogollo congelado absorbe agua, lo que arruina su sabor.
Las temperaturas más bajas ralentizan el proceso de descarboxilación de los cannabinoides, proceso en el que el tetrahidrocannabinólico (THCA) se convierte en tetrahidrocannabinol (THC). O, en su caso, el THC eventualmente se degrada en cannabidiol (CBN), un cannabinoide con diferentes efectos y propiedades.
Sin embargo, estas condiciones no son las únicas que afectan a las propiedades de la marihuana, pues existen otros procesos que influyen en su almacenaje. Tal es el caso del campo de acción de los aparatos electrónicos o electrodomésticos que emiten calor. Es importante mantener alejados los cogollos de estos aparatos, puesto que el calor causa su descomposición. La marihuana debidamente seca y curada debe mantenerse en un lugar fresco y oscuro.
En lo que se refiere a los rayos UV, es preciso indicar que estos degradan al cannabis con el paso del tiempo. Un estudio de la universidad de Londres, realizado en la década de los setenta, encontró que la luz es un factor importante en la degradación de los cannabinoides. El estudio concluyó que los cannabinoides mantienen la estabilidad hasta por dos años cuando se almacenan en las condiciones adecuadas, aunque pueden seguir siendo efectivos y seguros de consumir durante más tiempo. Almacenar el cannabis lejos de la luz directa ayudará a controlar su temperatura.
También, es indispensable separar las cepas para su almacenamiento con el objetivo de mantener sus perfiles de sabor individuales. Asimismo, se deben etiquetar los frascos con la fecha de cosecha y alejar los molinillos, pipas u otros aditamentos de los cogollos, pues la ceniza y la resina del cannabis quemado tienden a quedarse en los recipientes de almacenamiento.
Para el cannabis medicinal, las condiciones son similares y deben llevarse a cabo con mayor rigor, a fin de preservar los cannabinoides y sus propiedades terapéuticas. Los productos con infusión de cannabis, como los comestibles y otros derivados, tienen diferentes pautas de almacenamiento.
Las tinturas y los concentrados de cannabis se degradan en función del calor, la luz, la humedad y el paso del tiempo. Para conservar sus propiedades, es necesario sellar herméticamente los recipientes en un lugar frío, oscuro y seco. Si bien la vida útil de las flores generalmente se mide en meses, los extractos y tinturas pueden ser estables en el refrigerador durante varios años.
Con información de Leafly
Foto: Crystal Weed / Unsplash
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